viernes, 3 de febrero de 2012

Regreso a casa 4.56 (116) 27 de julio de 2007, viernes. Santander-Irun

4.56 (116) Santander-Bilbao-Donostia-Irun (en trenes de vía estrecha)

Me levanto una sola vez para orinar. Cuando me despierto a las 6:15h el madrileño se está quitando el calzoncillo y poniéndose las mallas y sale a recepción. Orino de nuevo y hablo con él y es cuando le veo hacer la operación de llenado de agua, que desparrama por el suelo al no encajarle bien el tapón con el tubito chupón. Cuando me vuelvo a la cama, ya que no tengo tanta prisa por salir, llega ella. Sigo en la litera hasta las 7:00h. Suena la alarma de un móvil. Jacques y alguien más, se ha pasado toda la noche roncando; el madrileño se ha incorporado mosqueado. También ha habido movida de una madre con su niño que, ahora, duerme plácido. El hospitalero va a despertar a Jacques (por mandato suyo, supongo), ya que él, hasta las nueve, no tiene bus. Pero hay que desalojar el albergue para las 8:00h. Me despido de Jacques y, salvo que nos veamos en Irun, "¡atutaleg!".






Del albergue a la estación de Feve pasando por la Catedral de Santander
Salgo del albergue a las 7:30h. Saco dos fotos a la Catedral, una con reflejos en el agua.


Desayuno ensaimada de cabello de ángel y descafeinado (1,90€). Llego a Feve y saco billete con descuento (3,50€) y cambio el billete de 50€. Tardan en poner el nº de andén, pero será el 7, aunque hace ya mucho rato que el tren está en esa vía. Vamos muy poquitos pasajeros. Escribo hasta las 9:00h sin ver nada de interés en el paisaje.
En Bilbao visita al museo de Arte Sacro
Saco foto de la estación de Feve a Santander que me parece curiosa, como de juguete, y me gusta.

Saco otra foto de la ría con reflejos en el agua y me gustan más los reflejos que lo reflejado.



Al pasar por el Arriaga, lo fotografío, pero, con tanto cable de Eusko-tran, es difícil conseguir algo bello y con calidad.

Llego a la estación de Eusko-Tren, también difícil sin cables y cojo el billete a Donostia por 6,20€. Hasta que no cumpla los 65, aquí no tendré descuento.







Y como tengo tiempo, me voy a ver el Museo de Arte Sacro (2€). Con este último pago, buen momento para hacer cuenta de gastos:
Pagos con Visa-Lector 10 (419,04€), con Visa-Laboral (421,65), en efectivo (1.095,21€). Total: 1.935,90€.
En el museo veo un Cristo que me parece muy barroco y quiero fotografiar; no me había dado cuenta de ninguna señal que lo prohibiera, y recibo una advertencia por megafonía. Menos mal que no la he llegado a sacar y, al final, cuando salgo, me disculpo.



De Bilbao a Irun
Voy al tren con tiempo y sale puntual. Toda la primera parte del trayecto por Vizcaya, el tren va por interior y no tiene ningún interés para mi viaje.


Hasta que no llegamos a Deba, no vuelven a surgir los recuerdos de las primeras etapas del Norte, en 2006. Fue en Deba, donde tomé la decisión de olvidarme del camino oficial a Santiago y seguir hacia Mutriku y Ondarru.


Además a Deba llegué convaleciente de mi tendinitis de rodilla, producida en la primera etapa Donapaleu-Donibane Garazi; además, tampoco estaba utilizable el albergue municipal, pues lo estaban saneando y tuvimos que irnos a otro privado, en Lastur.

No será hasta salir de Deba hacia Zumaia, cuando encontraré los túneles obsoletos que me sirvieron para acortar camino, bien orientado por un ángel de la guarda, éste con vestuario deportivo negro, que hacía deporte con sus perros. Me desvié también del camino oficial y transgredí las recomendaciones de Eusko-Tren, cruzando las vías con precaución, aunque por donde no debía. Aquí está la boca de entrada al primer túnel.



Tras pasar la estación de Zumaia, una visión de lal río Urola en su búsqueda del mar. A izquierda la iglesia parroquial que no deja ver la talasoterapia milagrosa de Zelai, donde curaron mi tendinitis y la ermita Arritokietako Andra Maria, donde dormí, cerrando la puerta del cementerio.













Y con estas imágenes y llegando bien a Donostia, continué camino, ya con mi billete anual de Eusko-Tren, hasta Irun, donde resido. Fin de mi regreso a casa.
Por la tarde abrazaría a mis hijos y nietos y oiría cantar a Julen como colofón de la euskal-eskola de verano.

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