miércoles, 4 de enero de 2012

Etapa 18 (78). Almograve

Etapa 18 (78). 16 de junio de 2007, sábado. Almograve (por la zona; sin avance).

Ayer saludé a un chico que, pensaba, era empleado de la pousada y hoy coincido con él en los aseos; se trata de Francisco. He dormido muy bien, con la temperatura justa, y sólo me he levantado una vez durante la noche para orinar; ¡la próstata sigue bajo control! Como el enchufe del lavabo no funciona, tengo que ir a afeitarme a la habitación; el alicantino ya se ha levantado y tenemos la persiana levantada, así que puedo verme la cara en el espejo, pero me tengo que afeitar al tacto. Vuelvo al baño para ducharme y, cuando voy a salir, entra el alicantino; me voy a vestir a la habitación. Cuando vuelve, charlamos y a las 8:25h voy hacia el comedor y veo el resto de espacios con la intención de elegir el más adecuado para escribir diario y postales.

Una lección magistral de Biología
Mientras espero que abran el comedor, se acerca, de nuevo, Francisco, profesor de Biología y que está en la pousada con nueve alumnos, para hacer un estudio in situ sobre flora y fauna del lugar. Le hablo de mi “querida insectívora” y me hará salir de mi error; además de no ser una planta insectívora, me explica que la resina que produce es para proteger sus hojas del calor.
Su nombre científico es Cistos Ladanifer que, en portugués vulgar, es estera (tardaré más de un año en saber que se trata de nuestra jara). Cuando abren el comedor, con 10’ de retraso, Francisco me invita a sentarme con él y sus alumnos (2 chicas y 7 chicos). Algunos me hacen preguntas sobre mi viaje y yo a ellos sobre biología y del interés que tiene la zona; me hablan del valor ecológico de todo el Parque Natural del Sudoeste Alentejano y de la Costa Vicentina y yo de lo que he ido viendo por la falésia. Después del desayuno, recojo los útiles de escritura y salgo delante del de Villena. Me meto en el retrete y luego en el bar, que todavía está sin levantar la persiana de la barra, me coloco en una mesa que, estratégicamente, me parece adecuada para que me molesten menos. Empiezo a escribir y aparece el alicantino para dejarme la llave; le digo que la deje en recepción. Se ha puesto un impermeable azul transparente, ¡está lindísimo!




Van apareciendo por la sala alumnos y profesor, junto con un experto en biología de la zona. Antes de que empiece la lección magistral, pediré autorización al profesor J. Pinto para que pueda quedarme y asistir a ella; concedida ésta, entenderé lo que pueda. El profesor João Pinto, de la Universidad de Lisboa, nos habla de la importancia del hábitat, de especies animales (volanderas y terrestres), de las plantas, de la reconversión de los años 60-70 de algo que era un gigantesco humedal, en terrenos valdíos para la agricultura: trigo, cebada, milho… Habla del lince ibérico, de una especie de águila pescadora, que trajeron desde Córcega, para que nidificara aquí (sin saber cual iba a ser su comportamiento); y de la lontra (nuestra nutria), que tiene la peculiaridad de que, aquí, es capaz de pescar/cazar tanto en el río como en el mar.
Un colectivo de personas jóvenes con deficiencia mental
Cuando está acabando la lección magistral, empiezan a asomarse los del colectivo de personas con deficiencia mental; son 27, chicas y chicos, con sus 10 responsables (buen ratio de casi 3 por uno) Vienen de más al norte, de a unos 70 km. al norte de Coimbra. No se dedican a trabajo productivo, aunque hacen labores que pueden ser vendidas. He sacado foto de los dos grupos y, a las 10:40h se van a dar una vuelta a pie; si llueve la harán en coches y/o microbús.
Escribiendo postales
Me quedo solo en el bar ¡qué tranquilidad! Las postales que traía se me humedecieron en el camino, pero tendrán que servir; ¡a ver con qué criterio las envío! Y ¿a quién? Los biólogos han ido en busca de una especie única en el mundo: el plantago almogravensis.

Una vez en Irun, pediré al profesor que me mande foto de dicha planta y, gracias a él, que me la envió, podréis verla en esta narración. He escrito las postales que he considerado menos importantes y he retirado los papeles que ya he usado y ya no tengo interés en llevar, agrupándolos para enviar a Donostia en la primera ocasión ¿lo haré? Este año voy acumulando menos que el pasado. Ha regresado el alicantino. Salgo un momento, interrumpiendo la escritura, para ver si está abierto el centro de Saude, pero estaba fechado, como ya me advirtieron ayer en el restaurante. Regreso a seguir escribiendo, mientras el alicantino duerme en un sillón con la boca abierta. Cuando recojo todo para ir a echar las postales a Correios, él saldrá a dar una vuelta. Ya regresan los 37 ¡Han tenido suerte! No les ha llovido.
Un paseo por Almograve, haciendo tiempo para comer
Echo las postales y bajo a la playa; tiene varias zonas pero, aunque ha quedado buen día, no me apetece el baño; prefiero andar paseando por la falésia, pues como llegué por la estrada, prefiero conocer el borde del mar, que ayer no vi. Compro una postal (0,30€) por comprar una del lugar, pues el resto son horribles. Se la escribiré a mi sobrino Mikel, para su cumpleaños, y la dirigiré a Alsasua, ya que la que le mandé a Londres, la recibirá a su regreso; y a las 13:15h regreso a comer. Cuando llego, tendré que hacer cola, puesto que hay peix bermelho y los monitores tendrán que quitar las espinas al pescado ¡y el pez rojo tiene muchas! En vista del panorama, voy a mi cuarto, dejo la Visa, y regreso. ¡Ya no hay cola! No tengo posibilidad de elegir, ya que el menú es único e igual para todos. Como sopa de verduras (básicamente berza y zanahoria) y un buen trozo de peix bermelho, con salsa de tomate y ¿pimiento? Y con patata cocida que, junto con lechuga, tomate, pepino y cebolla, servirá para que me prepare una ensalada que, al no haber aceite, ni vinagre, me quedará algo sosa. De postre: mousse de chocolate (todo metido en lo que pagué ayer). He comido también pan y bebido dos vasos de un zumo aguado de naranja. Voy un momento a mi cuarto.
Otro paseo por el sur de Almograve. Concurso de pesca. Mi 5º diseño
Salgo, de nuevo, para dar una vuelta por el pueblo, y entro otra vez a la playa y el camino de la izquierda. Allí hay un grupo de pescadores que han venido de Lisboa para participar en un concurso de pesca. Son todos trabajadores en activo y reformados de una empresa de producción y distribución de gas. Hablo con un grupo de tres, que son los que quedan después del pitido final; luego les pesan los peces pescados, pero Manuel Reis, que es con quien hablo más rato, tiene pocas posibilidades, ya que sólo ha cogido dos peixes. Es de Ericeira y le digo que hacia allí me dirijo y "¡espero llegar!". Le han dicho que los que se han ido más lejos son los que más peces han cogido. El peso de sus dos peces ha sido de 780 gr., y con eso no ganará. Entra a comer a un comedor de pescadores, habilitado para cocinar, calentar y comer; una especie de sociedad gastronómica como las nuestras del país vasco, pero a lo pobre. Algunas mujeres han acompañado a sus maridos y son las que, luego, recogerán y barrerán el suelo.

Mientras ellos comen, yo, como ya he comido, me pongo a dibujar la vista de Almograve desde el lugar en que ellos estaban pescando; el reto mayor es cómo reflejar el mar, con los brillos que hace el sol en el atardecer. No lo he conseguido, pero lo he intentado. A pesar de ello, me quedo insatisfecho. Antes de que se vayan, pregunto a Manuel Reis lo que gana como reformado, y hago referencia a los 300€ que me dijeron los pescadores de días atrás. Me dirá que gana más, pero no sabré cuánto más. Se van hacia el autobús, cuyo conductor espera fuera. Meo detrás de la casa con cuidado de que el viento no me devuelva mi propia meada. Después recojo mis bártulos de dibujo y retrocedo a la pousada.

Atardecer en Almograve
Antes entro en otra tienda para comprar seis postales (1,80€) para acabar los sellos que me quedaban y que compré en Faro. Cuando llego a la pousada, voy a escribir al bar, pero está una chica pasando el aspirador y luego la mopa. Me invita a pasar. Cuando estoy escribiendo la última, llega el de Villena. Me voy a la habitación para poner las señas a las postales y el alicantino viene detrás y se pone pesado y casi no me deja terminar el diario, con su tabarra del taxi, que deberá coger mañana para ir a Odemira y luego, que si en tal albergue lo trataron mal, que si en este le han cobrado 4€ de más… en fin. Ha puesto el móvil a cargar y ha salido a llamar para contratar otro taxi, ya que del primero no se fía. Salgo de nuevo para echar las seis postales. En la rotonda me encuentro con el alicantino. Está haciendo el segundo intento; en el primero le piden 18€ por el taxi, que viene de Vila Nova de Milfontes y, como el 2º teléfono no le cogen, tendrá que llamar con su móvil cuando éste se cargue. Finalmente la chica de recepción le dirá que le cobrarán 25€ y que esté preparado para las 9:45h. Me meto en la sala y empiezan a llegar “mis chicos”. Una monitora pide permiso para poner fútbol: Israel-Portugal sub-21, que terminará 0-4. Una pareja se va a cenar; yo alargo el tiempo, para que se vayan ellos, pero como una monitora me dice que no sabe cuándo van a ir, me decido a ir primero. A la que reparte la comida le doy el justificante de pago, así como el de la mañana, que no me pidió. Como: sopa, ternera a la jardinera y una mala naranja (incluido en lo que pagué ayer).
¿Promesa, sozinho, sin móvel, no tes medo?
Me siento con el matrimonio Carlos y María Jesús. Hablamos de mi caminhada y de trabajo. Ella es enfermera y él se dedica al comercio. Hablamos también de la deseada unión de las dos naciones ibéricas, de lo que ganan los reformados. Ya en la sala, Portugal meterá dos goles y, luego, dos más. Aunque ya se lo he dicho, entonces se enteran de que mi viaje lo estoy haciendo andando; y ella empieza con las preguntas que ya se volverán clásicas: “¿promesa?”, “no, pracere (placer)”, será mi respuesta, “¿sozinho?”, “¿sin móvel?”, “¿no tes medo?” (¿Sólo, sin móvil, no tienes miedo?). Considera que es más interesante viajar así, pero Carlos no se atrevería a hacerlo solo, ni siquiera con carro. Viven en Braga. No recuerdo si me dijeron que tenían o no hijos.


Me voy a la habitación con mi compañero, pero acabaré bailando con “mis chicos”, bueno, en realidad, sólo con una de ellas, que me acaparará, como si fuera de su propiedad. Tiene enormes ojos y una gran boca y estaré bailando con ella hasta que a las 23:00h me iré a dormir. No me resulta incómodo estar con este grupo, puesto que durante más de 18 años he estado trabajando con un colectivo similar, en talleres Protegidos Gureak S.A.


Se me ha acabado la primera libreta-diario y hago balance de pagos. Desde que salí de Donostia, me he gastado quinientos Euros y, de ellos, he pagado con la tarjeta de la Caja Laboral 91,69€ y con la de Uno-e 71,50€. Con el tiempo esta segunda tarjeta la anularía, pues se canceló el acuerdo DV Lector-10 con el que la recibía gratis; por hacer pagos con dicha tarjeta, tuve la suerte de obtener un viaje gratis de tres días de duración, con asistencia a algunas competiciones y todos los gastos pagados, a las olimpiadas de Atenas en agosto de 2004.
¿Qué he aprendido hoy? Que además de caminar, me puedo permitir el lujo de quedarme parado un día en un sitio. Si no recuerdo mal, es la primera vez que lo hago y no será la última; lo volveré a hacer en Aveiro, en Porto, en Málaga, en Castelló, en Benicarló, en Barcelona, en Tossa de Mar, en Cadaqués y en Collioure (no sé si olvido alguna). Que el estar parado no equivale a estar inactivo, puesto que sigo aprovechando el tiempo y no dejo de tener encuentros interesantes.

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