miércoles, 4 de enero de 2012

Etapa 19 (79). Almograve-Malhao

Etapa 19 (79). 17 de junio de 2007, domingo. Almograve-Furnas-Vila Nova de Milfontes-Malhão

Desayuno con los estudiosos de la naturaleza
He dormido bien, pero tenía algo de frío y, por no echarme una manta, me he tenido que levantar dos veces para orinar. Me levanto a las 7:45h. El día está gris y, aunque hay algún resquicio azul, acabará agrisándose del todo. Reorganizo las mochilas, metiendo los papeles ya utilizados en bolsillo intermedio y dudo si alargar o no la estancia hasta el tope de mediodía; finalmente será que no, puesto que el día no levanta. En una tabla, compruebo los precios de estancia y comida y coinciden con lo cobrado (11+11+6+6=34) dos camas + desayuno, comida y cena; así que la credencial ha funcionado como carnet de alberguista. Pensaba que ya se habían ido, pero me encuentro en el pasillo con Francisco; todavía les queda hoy una mañana intensa; ayer fue un día muy productivo y terminaron muy tarde. Voy a desayunar y me coloco junto al profesor, pues conoce la zona, ya que hizo dos caminos similares al mío, y se brinda a ayudarme; enfrente de él está Francisco y más allá cuatro de sus alumnos. Frente a mí, se sentará el de Villena, pero le daremos pocas, más bien ninguna, opciones para hablar; él se lo ha ganado. He perdido la oportunidad de pedirles una imagen del plantago almogravensis (una foto, un dibujo), por si lo puedo encontrar en mi camino y comunicárselo. El profesor Manuel João Pinto me da su e-mail y me hace dos esquemas para el tramo Sines-Troia, puesto que son 60km. de playa y tendré que abastecerme de comida y agua; también me indica algunas dificultades con las que me voy a encontrar y, por primera vez oigo hablar de Aberta Nova, que será la playa que corresponde a Grândola; aunque me la sitúa antes que Santo André y estará después. También me da indicaciones para más al norte, hacia la zona de Peniche, Pedrogão y Vieira, pero de todo lo que me dice, para algo a lo que no llegaré hasta julio, me será de poca utilidad. Nos despedimos y se van a su tarea.

Hacia praia Das Furnas
Cojo mis trastos, me despido del alicantino y salgo a ls 9:30h en dirección a Praia das Furnas. Como no sé cómo es el plantago almogravensis, no lo podré buscar. Inicio el camino por la duna consolidada, hasta que llego a una playa y camino por ella hasta el final, donde, un pescador acaba de llegar y para preguntarle tengo que gritar, ya que se ha metido hasta una roca baja, que moja el agua, y no quiero mojarme los pies. El pescador me dirá que estoy en Praia das Furnas, pero luego comprobaré que no lo es y, además, me costará llegar a esa playa.

Me enteraré de que he llegado a As Furnas porque me lo confirma un hombre que ha llegado con tres chavalillos; al inicio es una playa iregular, con entrantes y salientes al mar y con muchas rocas, pero luego ya se va ensanchando y será una hermosa playa, sin socorrista, sólo dispone de una silla alta, vacía. Hay poca gente y, alejándome de ella, me daré un baño. Es de las playas que, con marea baja, vas entrando en el agua y nunca acaba de cubrirte; acabo zambulléndome a pesar de que aún toco fondo pero, al menos, me refresco. En mi lista aparece como de nudismo tolerado. El hecho de que la arena sea excesiva y la razón para que no cubra al bañista, puede ser debida a que es arena de sedimentos procedente de la desembocadura del río Mira.

Hacia Vila Nova de Milfontes
A este lado es casi virgen y al otro está la población de Vila Nova de Milfontes que, según mi amiga Luzinda, ni es Vila, ni es Nova, ni tiene mil fontes. Tiene acceso por carretera con zona de aparcamiento próxima o por barcas desde la vila, cruzando el río. Es playa tranquila y recomendable. Me seco paseando, siguiendo mi costumbre y, cuando me estoy vistiendo, pasarán de regreso el hombre y los tres chavalillos que encontré al llegar. Les sigo hasta que para para bañarse en aguas más profundas, pero ya en la desembocadura del río Mira. Sigo adelante y ellos, por el agua, llegarán nadando hasta donde una mujer les espera con el equipo. Aunque parece que estoy cerca de Vila Nova de Milfontes, pues la tengo a tiro de piedra, aún me costará trabajo llegar; el camino nunca acaba de llegar a la carretera.

Junto al río se ven personas que vienen embarradas, que se van aclarando en la medida en que el barro se les va secando; llegan de la zona del puente que más tarde cruzaré por encima del Mira. Supongo que será un barro dermatológico, beneficioso para las enfermedades de la piel, que a mí también me vendría bien para mi dermatitis seborréica, hongos y pitiriasis, pero que no tengo intención de probar, pues se está acercando la hora de comer y tengo hambre.



Paso por una especie de gran silo, una construcción que parece obsoleta y que ha quedado como elemento escultórico del paisaje y, por fin, llego a la estrada y pronto al puente. Una vista de la desembocadura del río Mira.















Polvo asado
Llego al cruce de entrada al pueblo y me paro en el primer restaurante que encuentro, el Gula-Gula. Pregunto al dueño, que también es el cocinero, que está asando un carapaus en la parrilla, que casi tiene el tamaño de un chicharro y me recomienda la especialidad de la casa:


Polvo con patata asada con piel. Es un pulpo de ración, con cabeza y todo y una salsa de aceite y cebollita y me saca, aparte, una ensalada de lechuga, tomate, pepino y cebolla. Disfruto con el pulpo y, a la chica que sirve, le digo: “exquisito” y se queda como sin entender así que le amplío: “muito rico” y se va más satisfecha.


En la mesa de al lado se han sentado dos chicos franceses, uno llega muy afónico, Jean Philippe y el otro, más activo, Tom. Al principio me parecía que hablaban en inglés, por lo que le digo a la chica que les ofrezca octopussy, a sabiendas de que los ingleses suelen sur muy asquerositos para estas cosas; ella les ofrece y yo les digo que está muy bueno, pero irán a lo seguro y pedirán filete (¡qué razón tenías, Saramago!). Es muy probable que uno fuera francés y el otro inglés porque, cuando nos ponemos a hablar, alucinan de mi viaje y me quieren dar la dirección de otro francés que dio la vuelta al mundo por el ecuador en un barco de cinco metros de eslora, cuando iba por mar, y a pie, cuando iba por tierra. Yo ya he terminado de comer, así que pago (10€) y me despido de la pareja; voy al asador para despedirme del cocinero, en el momento en que está hablando con su mai, Emma. Tanto Federico como su madre me dicen que tome nota del establecimiento y, si me ha gustado el polvo, que les haga publicidad; me alegro que me lo digan, ya que como no me habían dado nota al pagar, es probable que no habría podido reflejar el nombre de Gula-Gula.

Buscando la Guardia Nacional Republicana
Son las 14:15h. Paso junto a una escuela pública. En una esquina hay un joven GNR y me dice que, para salir a la falésia, que baje primero donde sus compañeros y luego siga en dirección al camino del Portinho do Canal. Bajo por unas calles muy bonitas. Como es domingo, la Junta de Fregresia está fechada, la iglesia también; una señora me dirá que la de arriba, la iglesia grande, está abierta, pero yo no tengo ninguna gana de subir de nuevo, así que buscaré a los GNR, quienes me pondrán el carimbo en la credencial, con el siguiente texto: Brigada Fiscal. Grupo Fiscal de (ilegible) Destacamento Fiscal de
Portimáo. Subdest.Fiscal V.N.Milfontes. El más joven me dirá: “cuando chegues a Caminha, pasa por los GNR de allí y les dices que estuviste aquí”. Me invitan a bebida, pero acabo de comer,  agradezco y deniego.








Amigos efímeros
Cuando llego a la rotonda final de la carretera, me pasa un coche con matrícula GI (los GIrondenses se adelantaron a los GIpuzkoanos en el cambio de iniciales de matrícula) y veo cómo sus ocupantes aparcan y bajan del coche. Me acerco y les repiqueteo mi clase de geografía aprendida por orden del padre Eufronio Aguirre (que su dios le tenga en su gloria): Gerona, La Bisbal, Santa Coloma… y ya es suficiente para que nos pongamos a hablar. Como ellos van en direción a donde yo vengo; que es distinto a decir, “para cuando vosotros vais yo ya he vuelto”. ¿Qué les recomiendo?: Sagres y San Vicente, Ferragudo-Carvoeiro (pero a pie por la falésia, sin coche), Vale do Lobo-Ría Formosa (lo mismo). Saco una foto a Inma y a Miguel Ángel y él me da su e-mail: mikitheviking@ozu.es para cuando tenga la foto y les mande y para cuando llegue allí, a Girona, dentro de dos años: me ofrecen su casa como descanso a mi paso. Bueno, adelantándome a los acontecimientos, os diré que este encuentro no pasó de ahí. No hubo respuesta a mi e-mail (quizás lo cogiera mal o lo mandara mal), ni posibilidad de vernos en 2009, si vivían antes de Palamós o Sant Antoni de Calonge, ni en 2010 si vivían más al norte de Girona.

Un puerto aprovechando lo natural: Portinho do Canal
Saliendo por el acantilado, aún me costará un rato llegar al puerto. Saco una foto de un barco varado desde hace mucho tiempo y que está bastante desvencijado.





Saco la foto al puerto y un chaval me dirá que es el Porto das barcas. Luego comprobaré que ese es el nombre que tiene el bar, quizás porque sea el nombra más popular que se le da al lugar. ¡Qué más da “puerto de las barcas” que “puertito del canal”!
Contrucción geológica peculiar
Si de Vila Nova de Milfontes a Portinho do Canal me ha costado una eternidad llegar, no digamos nada de lo que me va a costar desde Portinho do Canal hasta Malhão.

Principalmente por la estructura de la falésia que va haciendo entradas y salidas al mar en una especie de semiesferas ahuecadas por el paso del tiempo y los agentes atmosféricos; es como si esas fallas fueran producidas por desgaste de la arenisca y el desplome de la parte más dura de la roca. Estas rocas más duras, caen por su peso y se desmembran en rocas de menor tamaño. Al hacer una de las fotografías, creo que sin darme cuenta, se me pone delante una especie de cigüeña, de la que no fui consciente de fotografiar o, al menos, ahora me sorprende.







Pescadores intrépidos
Además de este fenómeno geológico relatado, que retrasa mi avance, observaré más cerca del mar a muchos pescadores, que se la juegan en el acantilado; se colocan en los lugares más inverosímiles y peligrosos. Después de verlos, no nos puede sorprender cuando leemos en el periódico una noticia de que, a algún pescador, una ola lo arrastró al mar y se lo llevó.


Por fin me acerco a un padre que pesca con su hijo, me enseña dos pescados que han cogido y el pai me dirá que Malhão es la playa siguiente, la que vemos a continuación. Pero todavía me costará llegar.

Tarde-noche en Praia do Malhão
Sin entrar en la gran playa, en los prolegómenos, hay varias playitas. Veo a una mujer desnuda y a un hombre en bañador, así que, sin bajar a la playa por allí, me dirijo por encima de la falésia hasta llegar a la gran playa. Pasearé por la orilla, pero hasta que no llegue al final, no encontraré a nadie desnudo. En mi lista, aparece como de nudismo tolerado y dice: “Preciosa playa rodeada de dunas y huertas, dividida en dos por rocas, alejada de poblaciones, no cuenta con ningún tipo de servicios.” Así que, cuando paso a la última pareja textil, me despeloto y me doy el primer baño de la tarde. Luego, ya desnudo, cojo las mochilas y doy la vuelta al cabo y continúo por larguísima playa hacia el norte. Con los primeros que me encuentro lucen su bañador, pero los tres siguientes ya estarán desnudos. Veo a uno que viene de bañarse y se ducha en un chorro de agua dulce que mana de la parte alta dunar de la playa. Hago mención de quedarme por allí, pero, aunque me dice que algunos la beben y él no, también me informa de que, un poco más adelante hay otro chorro; como si me invitara: “vete de aquí y no molestes”. Así que cojo las mochilas y me voy unos 20m más al norte, en el siguiente chorro, más contundente y allí me quedo. Me doy otro baño y me vuelvo a duchar en el potente chorro. Doy un paseo desnudo para secarme al sol, que todavía está alto y pregunto al siguiente desnudo, quien me informará de un lugar que se ve más al norte, como unas torres o chimeneas que se ven al fondo y que me dice que están en Sines. Entre ambos desnudos, hay una pareja en bañador que no se desnudarán hasta que se hayan ido los otros dos (me hacen pensar en que yo soy inexistente para ellos o, al menos, que no les importa que yo les vea desnudos, pero que sí les importaba que les vieran los que se han ido). El que me ha informado de la cercanía de Sines, quería guerra, pero no conmigo, sino con otro que pululaba algo más lejos. Cuando el informante se ha ido, el que estaba más lejos se ha acercado a mi zona y dará vueltas alrededor de la roca que yo he elegido para dormir, pues, por su estructura, me ha parecido que me defendería del hipotético viento por la noche; pone coto a la salida del agua del chorro, canalizándola mejor, no se si con intención de que no moje su lado en la roca; el caso es que dará unas vueltas más y se irá. También se va la pareja citada y les pregunto al pasar si el agua es potable; me dirán que no, que sólo sirve para la ducha.


Me quedo solo dibujando la roca que, en su lado norte, será mi dormitorio, y las olas del mar. Como no tengo posibilidad de cena formal, comeré dos tubitos de miel con sésamo, de los que todavía me quedan de la fortaleza de Sagres. Entre 21:00 y 21:15h me acuesto. La luna empieza a asomar en su pequeño filete en creciente, como si fuera una barquita del portinho que quedó atrás; y, por la noche, veré nítidamente la Osa Mayor. Hay alguna nube dispersa, no amenazante.


Aprendizajes del día. Aprendo a retirarme cuando no se demanda mi presencia. Primeras confianzas con los GNR. Me entretengo con los extranjeros incapaces de probar plato tan exquisito como el polvo ¡Ellos se lo pierden!

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