miércoles, 4 de enero de 2012

Etapa 36 (96). Sao Martinho do Porto-Sitio (praia do Norte)


Etapa 36 (96). 04 de julio de 2007, miércoles (4ª feira). São Martinho do Porto- Serra dos Mangues-praia Salgado-Nazaré-Sitio-praia do Norte.











Me despierto a las siete, no me ducho y, afeitado, salgo a las 7:15h. Esta noche he dormido bien y me he levantado dos veces a orinar. He cagado antes de salir, pero volveré a hacerlo en praia Salgado.

Infinidad de lugares en que me podía haber cobijado esta noche
Esta noche ha llovido; aunque no me he enterado, ahora lo sé porque veo el suelo húmedo y las casetas de la praia están mojadas hasta más debajo de media altura. Compruebo que es un lugar en el que también podía haber dormido y no me hubiera mojado; luego veré más sitios, pero he dormido bien a la americana.

Paso junto a un grupo de cuatro pescadores y han capturado tres chocos; uno ha soltado parte de su tinta, como autodefensa, pero el más grande produce repelús al que lo ha pescado, porque es enorme y vibra; está entero, barruntando y resistiéndose a reconocer que va a acabar en la cazuela. Pasará que, como el de Hugo en São Lourenço, ¿produce descargas eléctricas? Se me olvida preguntar.




Paso por CIMPOR, Colonia de Férias y pienso que es otro lugar en el que podía haber dormido. Voy hasta el final del paseo y saco foto de Salir do Porto, que está al otro lado y separados por la bocana de salida al mar. Retrocedo y me meto en un túnel que también sale a mar abierto y saco otra foto.








Cuando salgo del túnel, una mujer sale de su casa, le saludo y hablamos. Resulta ser una camionera que conoce bien Irun; comparte la conducción con su marido y hace dos días que estuvo en Irun con Zabaleta, el de la Agencia de Transportes, y habla maravillas de él; me cuenta sobre alguna invitación a comer o a cenar y de otro tipo de atenciones y buen trato. Le suena el móvil y, cuando termina, me invita a tomar un café. Le agradezco pero le digo que me gusta desayunar después de haber andado un par de horas.



Subo la carretera y salgo a la falésia y llego hasta el farol de bocana y, desde arriba, fotografío la bocana.























Llego a la estrada y vuelvo al acantilado, pero no puedo seguir.



Entro en la ermita de S.António (otro lugar en el que podía haber dormido gratis) y tengo que retroceder de la falésia, después de haber visto praia da Gralha desde la cima y, al fondo, Nazaré.













No me animo a bajar a praia da Gralha
Hay una señal en la carretera que obliga a volver para atrás, en el momento que llega un carro; hablo con el conductor, y me dice que es de Nazaré y que el camino para ir a Gralha lo tengo que coger más adelante. Llego a una villa con pared blanca y de piedra y es allí donde comienza el camino. Por el sendero, paso por una zona en que hay tres caballos; hay cagadas de conejo y veré tres saltando por la senda. Llego al camino de bajada a praia Gralha pero, como es temprano, no hay más que un pescador, la playa no continúa, obligándome a retroceder al lugar en donde estoy y todavía no me apetece el baño, sobre todo sabiendo que me viene la playa do Salgado más tarde, decido no bajar. Lo que pone de ella en mi lista: “Nudismo tolerado. Pequeña playa rodeada de acantilados y huertas, relativamente cercana a São Martinho do Porto, no cuenta con ningún tipo de servicios, tiene un acceso difícil y no se puede dejar el coche en las inmediaciones de la playa.” A mi no me ha parecido que el acceso fuera difícil. No bajo, pero una camioneta sube por el camino de la playa. Sigo el camino. Por casi todas las casas que paso hay perro ladrador. Llego por un camino similar a los de mi pueblo, de piedra y tierra, a Serra dos Mangues y, dos mujeres, me orientarán hacia arriba. Me desean buen viaje. Cuando llego a Boavista, me recibe una familia de “no portugueses” que no me entienden o no me quieren decir de donde son. Me dicen que por allí no puedo pasar y que retroceda, sin más explicación.

Si echo una línea horizontal hacia interior, encontraría Alcobaça
Saco a colación el tema porque allí estuve en marzo en el Mosteiro de Santa Maria, un magnífico edificio que hizo contruir el reyPedro I de Portugal para dar acomodo a los restos de su amada, Doña Inés de Castro, con la que no le dejaron casar, "al enviudar", por razones de estado. Al pasar por allí cerca, sirvan estas líneas como homenaje a un gran amor impedido por razones políticas.
Me gusta más praia do Salgado
Doy con un camino bien señalizado con dos líneas: amarelha y bermelha y, por él, llegaré de maravilla a avistar Praia do Salgado que es, según pone en mi lista, de: “Nudismo tolerado. Enorme playa de varios km. de longitud, casi virgen, rodeada de dunas y pequeños acantilados cubiertos de vegetación, alejada de poblaciones, cuenta con un chiringuito de temporada y un pequeño aparcamuiento como únicos servicios. Se puede acceder en coche hasta el mencionado aparcamiento próximo a la playa.” La veo desde lo alto de la falesia y, al fondo, Nazaré. Esta visión ya la tuve en marzo desde Sitio; lugar en que ya me imaginaba a mí arribando por aquella playa cuando llegara el verano.

Bajo de la falésia por un camino que reflejaré en el dibujo y veo que hay dos lugares para desayunar; en el primero me dicen que sólo abren los fines de semana, según me dice un chico que está haciendo labores de mantenimiento (posiblemente ni es portugués) y, el otro, “abre cuando quiere”, según me dice Fernanda Rodrigues, que también me da sus números de teléfono 262551929 y 914085546, por si encuentro a alguien a quien interese alquilar su casita, a pie de playa, que hoy ha desocupado una pareja de suizos. Cobra 25€ y consta de una habitación con servicio completo; todo en la misma planta y con separaciones elementales.






Me dice que pase, si quiero desayunar. Me abre una de leche, de la que beberé dos vasos y me hace un bocata de york; luego me dará el resto de york y dos panecillos sobrantes y quiere que me beba lo que queda de la leche. Lo dejo todo allí.

Saco foto de Fernanda con su casa y a ella haciendo la cama. Pago 1,50€ por el desayuno y me voy. Maria Rosario, que le ayuda, no quiere salir en la foto. Luego me arrepiento de no haberle cogido la comida y leche que me ofrecía, pues me quedaré a tomar el sol en la primera duna, bañarme en bolas y dibujar.


Como estaré bastante tiempo, aprovecho para terminar, de memoria, los dos dibujos inacabados de Berlengas (después de hecho el invento, creo que debiera haberlos dejado inacabados); el segundo lo acabaré antes de pasar el puerto, en Nazaré. En praia do Salgado, además de dibujar, hablaré con un chico de Torres Vedras, pero se despide de mí y me desea buen viaje, porque ha quedado citado con alguien que, a las 13:15h todavía no ha llegado. Aparece una pareja textil con dos paravientos. Otra pareja en que ella se queda en bikini y él se desnuda, se colocarán al otro lado, bajo la duna. Otro chico en bañador se coloca en la cima de la duna frontal al mar y desaparecerá. Otra pareja ha continuado playa adelante. Se está muy bien en esta playa y con buena temperatura; termino el primer dibujo de Berlengas y me pongo a hacer el paisaje que tengo a la vista, con el sur de praia do Salgado y el caminito por el que he bajado que, al ser de arena dunar, destaca de la vegetación. Han pasado aviones militares. Me voy a dar el último baño, me despido del que espera pero sigue solo, y me dice que tengo que atravesar un río, si quiero pasar a Nazaré, que lo podré pasar por la orilla si la marea está baja y, si no, por la duna. Me desea suerte y me voy en bolas con las mochilas y las sandalias colgando de los cinchos. No acabo de hacerme la idea de cómo podré pasar un río por la duna.

Llego al lugar del río; otra pareja estaba en la playa; saludo con la mano, sin voz. Al otro lado del río, otra pareja ha dejado su coche y estoy esperando a que aparezca por algún sitio, para hacerme una composición de lugar y ver lo que yo puedo hacer; pero no acaban de aparecer. Me encamino en su búsqueda, y les veo tumbados en la playeta que forma el río antes de su desembocadura. Bordeo hasta un lugar que forma playa con los sedimentos de dos ramales del río; entro en la playeta, pero los pies se me hunden; me arrimo al suelo más sólido y cruzo el río, el agua justo me roza los testículos. Ya pasado el río, me pongo el calzoncillo y las sandalias y, cuando retrocedo y localizo a la pareja, desde arriba, veo que ambos están en bolas. ¡Me alegro! Pero me voy por la otra playa que, como está vacía, me vuelvo a quitar el calzoncillo. Cuando llego al final de la playa, veo a un hombre desnudo adormilado y sofocado, está tan protegido del aire, que se asfixia. Saldré vestido de la playa y me encontraré con la bocana del puerto, que me obligará a retroceder. Encuentro el restaurante Porto de Abrigo, donde tomaré el prato del día, y del que rechazo la feijoada. El pescado es cocido, así que resulta bastante soso y aburrido, por lo que me hago una ensalada de pescado que, gracias a la jarrita de tinto, la podré pasar. ¿Qué más quieres por 6€? Pago, termino el 2º dibujo de Berlengas, escribo y me voy a las 16:45h. Tengo casi certeza de por donde voy a salir del puerto, pero primero vuelvo a la playa, donde sigue el nudista sofocado; ahora hay más gente, pero nadie se mete con él, ¿tolerancia, respeto? Yo prefiero el respeto a las opciones de cada uno. Bajo a la arena y yo también me desnudo, me baño y, como el otro se va y yo soy el único nudista que queda; cuando me seco, también me iré. En mi zona había, a unos metros, una mujer que jugaba con su hija; un poco más lejos un padre, jugando a pala con su hijo; a mi derecha, hacia el mar, hay dos chicos y un poco más abajo y pegados a las rocas, dos chicos con una chica. El más alejado, se baja el bañador y, como está de decúbito prono, enseña todo su culo que, según va pasando el tiempo, acabará subiéndosele; cuando llega un amigo, hacia las cinco, ya lo tiene arriba. Después de un rato, me visto y subo a las rocas y al paseo y, cuando estoy arriba, una volada de viento me lleva el papel con el teléfono de la enamorada de Sergio, que les llega a los primeros chicos. Me lo recogen y me lo dan, les cuento mi viaje, y la historia con el surfista (por el papel volado), y recuperado el papel, me voy.
Por el Cais a Nazaré
Antes de llegar al final del puerto, hago foto del cais, Sitio y Nazaré; veo una posible salida que, aunque de momento no me saca del puerto, me sacará. Cuando salgo, tengo dos opciones: camino o estrada; y elijo estrada porque me parece que me orientará mejor; y así es. Llego al lugar donde dejamos el bus en marzo, para ir al mercadillo (los que fueron), y bajo al paseo marítimo. Pasa un chico con una niña y dice “epe” y sólo ese sonido me da la clave de que es del País Vasco. Es un vizcaino en vacaciones; al despedirnos, ya me sale “chao”, pero rectifico: “agur”. Encuentro tienda de fotos, Foto Arte, y compro 5x3=15 rollos de diapositivas y pago 99,50€ con Visa-Laboral que me salen a seis y pico euros el rollo. Ya no tendré que comprar más; ¡creo! Son Sensia y me dicen que son mucho mejor que Kodak. De nuevo en el paseo marítimo, me pasa en su autocaravana Bernabé y le digo: “creía que estarías camino de Lisboa”; pero me estaba confundiendo con los de Valladolid de Berlengas. Van con él su mujer e hija y, como se atascan, he corrido para alcanzarlos; al perro no lo veré. Me dice Bernabé que aún nos veremos en Sitio; pero no será así. Llego a Turismo, pero no tienen carimbo, puesto que el sello no puede salir del concello municipal; les propongo que hagan uno más simple, menos formal, sobre todo, para cuando la Cámara Municipal está fechada, como ocurre a estas horas. Me dice que Correios cierra a las 18:00h y ya han pasado unos minutos. Corro, subo pero, efectivamente, está fechado. Desde la puerta, hago señas, que sólo quiero carimbo, les hago el gesto de ponerlo, pero no me hacen ni caso. Todo es en vano; no consigo enternecerlos. Me cuelo por la puerta por donde entran los furgones de reparto y, a un chico muy majo, le explico lo que quiero. Él mismo me pone el carimbo del día, el oficial redondito, el que ponen como matasellos: Nazaré CTT 2007 07 04 CDP3 2450. Además me dirá que en Sitio, cerca del ascensor, alguien vende las postales para todo el mundo, de esas que ya viene incorporado el sello.

De Nazaré hacia Sitio
Como para ir a Correios ya he tenido que iniciar el ascenso hacia Sitio; continúo ascendiendo hasta que me encuentro con Fernando, de Torres Novas (¿será Vedras?); le cuento de mi viaje y le pregunto si puedo subir a Sitio siguiendo esa calle por la que voy; Fernando consulta con una señora y, al fin, saldré por la estrada. Estoy un rato comentando cosas del viaje con Fernando, compartimos bastantes cosas y filosofía de vida, pero no quiero que se me haga demasiado tarde, me despido y continúo hacia arriba. En cuanto tengo posibilidad, me asomo al balconcillo sobre la playa y recupero la visión de cuando me asomé allí en marzo y, mirando hacia el sur, confirmo que se ha cumplido mi entrada a Nazaré por donde y tal como vaticiné.

Veo escalinata y vías del ascensor que, más que ascensor, yo llamaría funicular. Qué paisaje tan distinto de la playa, al que se veía en marzo; entonces la playa estaba virgen y ahora está atestada de cabinas y toldos; entonces me bañé desnudo, hoy sería muy arriesgado hacerlo por la cantidad de gente que hay y ser una playa tan urbana; además, como ya he disfrutado hoy suficiente de nudismo, tampoco siento necesidad y, además, no quiero tirarme desde esta altura. Saco una foto general, con praia do Salgado, al fondo y del lugar donde estuve desnudo en marzo. Me falla mi gestión para comprar postales.

Filomena Maria y sus siete faldas
Como ya la conozco de marzo, me acerco a Filomena Maria; allí tiene su puesto de frutos secos y otras menudencias y le pregunto a ver si tiene “semente de abóbora” pelada, pues las que compré en Costa de Caparica me habían gustado. No tiene, y le compro pipas de calabaza normales, con cáscara. Cuando las empiece a comer comprobaré lo malas que son y pagaré 2€ por ellas; me saco una foto con ella, que me ha regalado un anacardo riquísimo.


No se puede quejar, pero la temporada no está siendo muy brillante. Las mujeres en la ciudad se quejaban de que les costaba alquilar habitaciones: “alugase cuartos”, “dormidas” y muchas mujeres en competencia para atrapar al viajero. Me ha parecido mala táctica; ver tantas mujeres juntas ofreciendo lo mismo; da la imagen al que necesita alquilar que podrá rebajar bastante, siendo tanta la oferta y tan poca la demanda, pero, ¿se mantendrán firmes en los precios?, ¿tendrán un precio tope a la baja, que no podrán rebasar?, como yo tengo intención de dormir en la playa, no me preocupa y, en todo caso y si se descuidan, les alquilo el de Fernanda Rodrigues, en praia do Salgado. Hecho este comentario, que debiera haberlo hecho en el momento en que pasé por Nazaré, me despido de Filomena, saco foto con el sol en la palmera, y voy bajando hacia el faro, comiendo pipas… ¡qué malas!


A pasar la noche en praia do Norte (hacia Légua)
Un inglés me dice que el camino para bajar a praia do Norte es difícil. No se confirma, puesto que he bajado hasta el faro y retrocedo para bajar por un camino bastante bueno. Luego, ya en la playa, saco foto del faro, desde abajo (aunque el faro no se ve). Sigo por la arena, pero como se hunde mucho y ando mal, me acerco y camino por las dunas, ya que he visto un coche entrando a una finca privada y me hace pensar en suelo más firme. Pronto encontraré troncos de señalización circular amarelha y bermelha, como al salir de Serra dos Mangues, y los seguiré durante mucho tiempo.
Al bajar, veo una persona en la playa a lo lejos, pero ahora ya no queda nadie; quizás la última se fue en el coche que he visto partir. Voy perdiendo y encontrando las señales hasta que, entre las dunas, las pierdo definitivamente. Por la cima, veo molinos de viento para la obtención de energía eólica. Llego a un lugar, donde todavía quedan algunos coches¸ “¿pescadores?”, pienso, pero no se ven cañas en la orilla, “¿surfistas?”, pero no se ven tablas de surf ni neoprenos en el agua; tampoco hay bañistas, así que pienso que pueden ser empleados o trabajadores de la empresa que obtiene energía eólica. Me quedaré sin saberlo. Estoy buscando lugar de acomodo resguardado del viento, que sopla con intensidad, pero sigo, pues quiero salir del radio de acción de las torres eólicas. Sin salir del todo, hacia las 20:30h decido el lugar que más me gusta, aunque no esté del todo resguardado del viento. Hay agujeros que, espero, no sean de hormigas. El lugar en que me instalo es una vaguada sobre arena, con matorrales amables alrededor; antes de poner la esterilla y el saco, los sacudo, para tratar de eliminar en lo posible el polvo de cemento del lavadero de Serra d’El-Rei. Después de las pipas malísimas y saladas no he bebido agua, pero me tendré que levantar una vez a orinar; momento en que aprovecho para ver la luna, que está en forma de balón de rugby grande, en menguante; también la Osa Mayor, en el mar, más o menos horizontal. A lo largo de la noche, mataré una hormiga que se pasea por mis piernas.
Una vez que he decidido no cenar en Sitio y que voy a dormir en la playa, toda mi inquietud se sosiega. A casi todos nos gusta andar con certezas, pero en este camino, es importante el ejercicio de aprender a manejarse en la incertidumbre. Tanta mujer alquilando cuartos indica una mala temporada de turismo o un exceso de construcción de vivienda para alquilar, ¿por afán de especulación?. Sigo disfrutando del camino y agradeciendo los encuentros que me depara.

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