miércoles, 4 de enero de 2012

Etapa 32 (92). Praia Azul-Areia Branca

Etapa 32 (92). 30 de junio de 2007, sábado. Praia Azul-Santa Cruz-Santa Rita-Porto Novo-Valmitão-Ribamar-Porto Dinheiro-Zimbral-Porto das Barcas-Peralta-Areia Branca.


Socialdemócratas versus Comunistas
Duermo bastante bien; me despierto una vez y me levanto a orinar y, sobre las seis me vuelvo a dormir hasta las 6:30; salgo a las 6:45h. Cuando estoy en la cima del hotel, veo que la carretera que viene del chiringuito, tiene continuidad en camino por la falésia; se trata de un camino restaurado pero que, debido a construcciones privadas, no permiten la unión con el que yo traía. No me quedará más remedio que tirar hacia la furgoneta de ayer y cojo la matrícula; la música potente de ayer, ya no molesta hoy y, por la izquierda, consigo llegar al camino que quería, puesto que me apetecía sacar una foto con las dos playas (Foz y Azul. La foto la incluí en el día de ayer) y el lugar donde he dormido; estando al fondo la falésia en que ayer estuve hablando con Sergio. La zona del puente donde después hablé con João, apenas se aprecia.

Sigo por la estrada de piedrilla amarilla y asomándome a la falésia por Praia Santa Cruz, en cuya parte final está Praia Formosa, con un rinconcillo final caprichoso.





Veo un lugar donde voy a desayunar y me acerco al borde del acantilado para sacar fotos de las tres playas: praia Santa Cruz, una praia intermedia y praia Formosa.










En O Veleiro, por 2,90€, desayuno descafeinado con leche, un croissant y torta de amêndoa (tarta de almendra). No tienen carimbo, escribo, cago, me lavo la cara y me voy para las 9:30h. Pregunto por la biblioteca y me dicen que sólo abren dos horas por la tarde; el informante, me dice que el responsable es un señor de verde que está en la calle con un grupo que intenta poner un letrero de metacrilato; me acerco y le pregunto por carimbo; me responde “non se si há carimbo”, pero va a ver y haberlo haylo. Me lo pone en la credencial con un escudo en el que pone Cidade de Torres Vedras y la leyenda: Biblioteca Municipal. Torres Vedras. Al comentarle que en la de Setúbal pude hacer uso de Internet gratis; me responde: “los socialistas son peores”; le digo yo, “en realidad, son socialdemócratas”; él insiste: “peores”. Por lo que puedo sacar en claro, los de Setúbal son del CDU, comunistas, y en esas cosas se ve la diferencia con los socialdemócratas. Le agradezco el carimbo y, a las 10:00h, estoy en marcha de nuevo.


Preciosa falésia, parapentes, surfistas
Salgo del paseo a la carretera y me encuentro con un hombre que me dice que, siguiendo por la estrada encontraré un camino por la falésia; un pescador me confirma que siga por allí. Meo y aparece un hombre con dos perros. La falésia es magnífica, de nuevo con tramos de arenisca, desde el siena tostado al blanquecino, inmejorable para andar, similar a la que encontré a la salida de praia S.Loureço, ayer por la tarde. Hablo con el dueño de los dos perros y me recomienda para comer: “mejor Porto Novo que Porto Dinheiro, que es más caro”, me dice; parece que el propio nombre lo indica; también me informa que, un poco más adelante, encontraré agua potable muy buena.

Sigo adelante por esta magnífica falésia y llego a un lugar en que cuatro parapentistas están intentando salir a volar. Saramago, en su Memorial del Convento, nos cuenta cómo Bartolomeu Lourenço de Gusmão inventó un globo rudimentario que se alzó de tierra el 8 de agosto de 1709, y se considera precursor de la aeronáutica. Bartolomeu escapó por pelos de la Inquisición, porque era judío y por que intentaba volar. Sigamos con los del parapente. Llega otro con un gran mochilón y lo coloca detrás de uno de los muchachos. Éste, al intentar volar, no puede controlar la fuerza que imprime el viento a su arco, se tropieza con el mochilón y se da la gran toña ¡No hay que reírse del mal ajeno! Qué ajenos están estos aprendices volanderos a que, en el siglo XVIII alguien, como Bartolomeu, el brasileiro, estuvo a punto de arder entre las llamas de la Santa Inquisición, por ofrecer esa posibilidad de hacer volar al ser humano. He sacado foto y me voy en el momento en que ascienden a la esplanada, procedentes de la playa, tres surfistas que se dirigen hacia su carro, allí aparcado. Se cambian muy pudorosos cubriéndose con la toalla ¡qué diferencia con muchos de Hendaya, que se despelotan en medio de la carretera! Se lo comento y, cuando les digo que soy de Irun, me dicen que suelen ir a menudo por San Sebastián y que también conocen Hondarraitz. Me desean buen viaje y me despiden con un sonoro “agur”. En estos tramos, la tónica es encontrar una playa única que, según tramos, va recibiendo nombres diversos. Así que, siguiendo adelante, llegaré hasta la llamada Santa Rita y, como es de las solitarias, me doy un tranquilo baño en bolas, secándome al aire por la orilla.

Más económica la comida en el interior que en la costa
Al salir por el acceso principal, veo un camino amarillo y pregunto hacia donde va; me responde: “hasta Porto Novo”. Más adelante veré una señal a 100m y, viendo en mi mapa que hay bastante distancia, no me creo que ya esté tan cerca; y, efectivamente, así es. Me meto por unas caballerizas y, a través de sembrados de cereal ya recolectado, volveré a subir a la falésia. Bajo a praia Valmitão, por el extremo sur, que perfectamente podría ser nudista, pero no hay nadie; ciertamente el día está muy gris y no levantará hasta media tarde.

Cuando voy a entrar en zona civilizada, un hombre llega con intención de bañarse desnudo; dudo si quedarme con él o seguir, y decido irme porque ya se va acercando la hora de comer; conoce la zona, pero nunca había oído hablar de Porto Dinheiro; lo tiene que ver escrito en mi mapa para creérselo. El hombre, además, es algo duro de oído. Pregunto a un matrimonio que está con su hija y me recomienda que, mejor que en la costa, vaya a comer a Ribamar, ya que en Porto Dinheiro hay sólo dos restaurantes y están de acuerdo en cobrar caro. Me dicen que si me quiero duchar, que hay ducha en la playa, pero como esta noche creo que dormiré en pousada, no lo veo necesario y suelo preferir quedarme con la protección de los oligoelementos del agua de mar en la piel, que con el cloro del agua urbana.

Cuando estoy arriba, me dirán que Valmitão es la praia de Ribamar, que es una freguesía de Lourinhã. Me encuentro con dos carreteras que ascienden y pregunto a una chica, que va a coger su carro, y me recomienda la de la izquierda. A Ribamar hay dos kilómetros y sólo dos lugares para comer. Una mujer, que sacude una alfombra en la ventana, me orienta hacia la iglesia. Entro en el primero, pues veo comiendo a cuatro jóvenes del gremio de la construcción (dos portugueses y dos brasileiros) y tienen un aparente buen nivel de conversación, lo intuyo por los gestos en la cara que ponen. Me gusta. Frango ya no les queda, pero tengo suerte con la última ración de bacalhau frito con patatas fritas y ensalada que les queda; sin ser un bacalhau de gran calidad, está muy rico y será mi mejor comida en relación calidad-precio, con aceitunas, pan y ½ litro de vino, 7,55€.

La gota de agua en el cóccix de los Vikingos
La señora que me ha atendido también tiene dos nietos de 5 y 2 años; me dice que vaya a ver las casas pequeninhas, que son de tiempos de los vikingos, y que su hija pequeña tiene ascendencia vikinga y, como todos sus antecesores, tiene una señal especial en el cóccix, como una transparencia que semeja una gota de agua en un cuadradito. La hija está allí, y no le preocupa lo que dice la madre; añadirá que otra característica es que tiene la tez muy blanquita, otro síntoma de su procedencia vikinga. Me despido y salgo a las 15:45h en dirección a las casas enanas, fotografío unas que me parecen que pueden ser, pero no tengo ninguna certeza y tampoco encuentro a nadie en el entorno que me lo pueda confirmar.

Buscando pousada de juventude, llegaré a Areia Branca
Salgo hacia Porto das Barcas y, antes de llegar, he sacado una foto hacia el mar, donde aparecen ya las Islas Berlengas, a las que, según João, no me pierdo nada si no voy. La realidad será muy diferente y me alegraré después de haber ido.


Voy por la estrada y pronto llegaré a la praia Zimbral y me doy un baño. Un escultor caprichoso ha grabado en una roca una imagen curiosa. Iré hasta el final y subiré por una escalinata que se veía desde el principio y que lleva a Porto das Barcas.

Unos jóvenes montan en una motora y son ayudados por otros que se quedarán en tierra; en el último momento,








uno de los que debían montar se ha quedado en tierra, y el conductor de la motora ha tenido que maniobrar, retroceder y recuperar al olvidado.

Después he tenido un mal comienzo por la falésia; me he metido en un cañaveral del que me costará salir y, por la carretera, he llegado a praia Peralta (que no, que no estamos en Navarra; ni nada que ver con el Azkoien, como en Palmela); allí me he dado un último baño, ya que he preguntado y me han dicho que, pasando unas rocas fáciles de atravesar, ya estoy en la praia de Areia Branca, que es donde hay una pousada de juventude. Praia Peralta pertenece a Montoito.

Cuando me visto, saco la guía de Pousadas de Juventude, donde viene la foto del edificio y, nada más doblar las rocas, veo el mismo edificio al final de la praia. En praia Peralta, se puede hacer nudismo tranquilamente, puesto que no hay gente, pero en las parte más sur de Areia Branca, donde hay más gente, los que están desnudos lo están sin ninguna preocupación; así que, aunque no vengan estas playas en mi lista de nudistas, lo son en la práctica. En la pousada y ya con los antecedentes de las que he sido usuario, no tengo ningún problema presentando la credencial; me asignan la habitación 106, que está en el bajo y tendré dos compañeros, a los que sólo conoceré un momento, y que mañana entran a trabajar a las diez; supongo que les veré cuando se levanten a desayunar. Me ducho, afeito y lavo camiseta y calzoncillo y los tiendo con la confianza de no dejármelos mañana olvidados, colgados en el patio. He pagado con Visa-Laboral 17€ incluido cena y desayuno. La cena ha sido bastante mala, incluida la sopa; el pato con arroz está pésimo; lo único que me entra bien es el zumo de polvos de naranja, pues está fresquito. Busco teléfono, porque el de al lado de la pousada está estropeado y, en vez de darme explicaciones, un portugués me ha subido en carro hasta la cabina. Ningún problema, ya que luego bajaré andando. Tengo que esperar, ya que un pelmazo no suelta el teléfono, total para no decir más que cuatro tonterías, con risitas sinsorgas ¡A saber quien era la mema (por lo que el chico decía, tenía que ser chica) que estaba al final de la línea! Hablo con Sara; todo va bien; estará dos semanas en Berdún, con los niños. Salgo a la terraza y me pongo a escribir, pero los mosquitos me echan de allí y continúo en el bar. Una parejita juega dominó. Pongo señas a las postales.

Saco foto de atardecer, escribo las cuatro postales de Sintra, que son de formato menor, y se las doy a la recepcionista que promete echarlas en buzón cercano a su casa.
Estudiantes de Marketing
Al pasar por unas ventanas, he visto un espacio en el sótano, en el que está mi habitación, que están preparando para hacer alguna actividad (una reunión, un seminario). Entro, bajo, pero no lo localizo. Lo que sí veo es que los vestuarios, aseos, duchas, lavabos, urinarios, de chicos, tienen acceso por dos lados, por donde está mi habitación y por el otro lado de la escalera. Han dejado abierta una de las habitaciones y viene un reguero de agua desde los vestuarios; podían haberse secado allí y no pringar todo el pasillo: ¡Chavales! Andan muy pudorosos, pero en calzoncillos, ¿de marca?, por todos lados. Localizo la puerta de la habitación que están preparando para la reunión y que ahora está abierta y veo a uno de los profesores con los alumnos que más conocimiento tienen en instalación de aparatos técnicos: ordenador, cañón de proyección, que están adecuando a los elementos necesarios para la lección. Nadie me dice nada, ni pregunta qué hago allí, ni me echan, ando por allí como si fuera invisible. Pregunto a uno de los chavales y me dice que son estudiantes de Marketing; como el tema me interesa más bien poco, me voy a mi habitación; si me hubiera interesado, habría pedido permiso para quedarme, para ver cómo daban la explicación los profesores y la respuesta de los alumnos. Hay más chicos que chicas. Luego empezará a sonar la música (ya me lo había advertido la recepcionista) y continuará pasadas las 2:00h de la madrugada; entonces regresan mis convecinos y aprovecho que me despiertan para levantarme a orinar. Finalizó Junio-2007.
Praia Azul-Areia Branca. De Azul a Blanco: mi pequeño homenaje a la Real Sociedad.

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